Siempre nos costó un Perú


Apenas terminó el partido con Venezuela, me quedé pensando que siempre que nos encontramos en una instancia decisiva con la selección Argentina nos toca jugar con Perú. Sobre todo en eliminatorias, aunque también se me viene a la mente la más vergonzosa de nuestras actuaciones  en competiciones deportivas, la pantomima del 78.

1969 – La primera vez duele.

El primer recuerdo de estos choques nos lleva casi 50 años atrás, al 31 de agosto de 1969. Nos jugábamos la clasificación al Mundial de México 70 y la situación del fútbol argentino de aquel entonces se parece bastante a la de ahora. En el año y medio anterior a la fecha, cuatro interventores habían pasado por la cabeza de la AFA y tres directores técnicos se habían hecho cargo del equipo, siendo el último de estos, Adolfo Pedernera.

Las eliminatorias otorgaban entonces tres plazas para los sudamericanos. El primero de cada uno de los tres grupos de tres, clasificaba. En el nuestro nos tocaron Bolivia y Perú. Habíamos perdido con ambos de visitantes, en La Paz y en Lima. Entre ellos cada uno había ganado su partido de local, con lo cual, nosotros teníamos que ganarle a ambos en casa para quedar empatados entre todos. “Casa” en ese entonces y al igual que para esta fecha, era la Bombonera.

Veníamos de ganarle a Bolivia  1 a 0 y teníamos la chance de empatar el grupo ante Perú, siempre y cuando ganásemos el partido. No solo no se ganó, sino que lo empatamos de casualidad en la última jugada – literalmente, no llegamos a devolver la pelota al medio – después de ir perdiendo en dos oportunidades. El encuentro terminó 2 a 2 y, por primera y única vez Argentina no fue al Mundial. En su lugar viajaron Brasil, Uruguay y Perú. Cuando terminó el partido,  Pedernera dijo que él y únicamente él era el responsable de la descalificación.

1978 – Solidaridad Sudamericana.

Si nos movemos hacia el presente en nuestra línea de tiempo y buscamos el siguiente enfrentamiento decisivo con Perú, aparece el ya mencionado encuentro del mundial del 78. A los que creían que en esa época hubo una dictadura militar y una violación constante de los derechos humanos, les digo que se equivocan. El presidente de la FIFA de aquel entonces, Joao Havelange, después de un exhaustivo análisis determinó que “Argentina estaba, más que nunca, apta para organizar el mundial”.  Pero la junta militar que conocía poco de límites tenía una interpretación bastante particular de la palabra “organizar”.

Por eso es que tal vez podamos evidenciar alguna que otra irregularidad a lo largo de aquel mundial… Entre otras cosas, el presupuesto para inversión sirvió como honorarios para los dictadores, los jugadores argentinos no pasaron por un solo doping en todo el torneo y  viajaron muchísimo menos que sus competidores más poderosos, como por ejemplo Brasil, que viajó de acá para allá como si estuviese de gira. Y aún así, llegamos complicados, otra vez, a un partido con los peruanos.

El finalista del Mundial  salía de un grupo de cuatro que integrábamos con Polonia, Brasil y Perú. Igualábamos a los cariocas en puntos, que jugaban con los polacos. Si los dos ganábamos, pasaba el que tuviese mejor diferencia de gol.

La “organización” decidió que Brasil jugara un rato antes que el otro partido para que los argentinos supieran exactamente cuántos goles tenían que hacer. Entre negociaciones que iban y venían, ofertas de Argentina para Perú,  contraofertas de Brasil, y demás miserias, llegó el primer partido y la verdeamarela ganó por tres a uno.

Con el encuentro sentenciado la selección sabía que tenía que ganar por cuatro o más goles. Videla, para aportar su granito de arena, visitó a los peruanos en el vestuario y les dio un emotivo discurso apelando a la “solidaridad sudamericana”.  Y pareciera que logró tocar sus corazones, ya que gentilmente se dejaron hacer 6. Incluso se dice que los peruanos jugaron con la camiseta suplente para no deshonrar la titular. Así, nos metimos en la final de lo que sería nuestra primera estrella.

1985 – Una raya más al tigre.

Más cerca aún en el tiempo, camino al otro mundial que ganaríamos en 1986, también tuvimos que vérnoslas con Perú, nuevamente por eliminatorias. De local, en una especie de revancha del 69 que llegaba en un contexto complicado como tantas veces que nos toca enfrentar a los peruanos…

Compartíamos grupo con ellos, con Colombia y Venezuela. El primero pasaba directamente y el segundo iba a “repesca”. Nosotros llegamos primeros y Perú segundo, con diferencia de un punto. Argentina venía de ganar cuatro partidos de cinco, pero no jugábamos para nada bien y Carlos Salvador llegaba bastante cuestionado. Si no lograba aunque sea un empate, no había gol más lindo de la historia de los Mundiales, ni relato de Víctor Hugo, ni mano de Dios y  probablemente nadie reconocería a Bilardo en el subte, treinta y dos años más tarde.

El encuentro llegaba con muchos condimentos: fue probablemente el último gran equipo de Perú (había clasificado a los dos mundiales anteriores), que además nos guardaba un particular rencor, un poco por los antecedentes históricos y otro poco por las prácticas non-santas que utilizaba nuestro director técnico, el doctor Bilardo, que contrastaban con el buen juego que intentaba el equipo peruano. Además, en la ida en Lima nos habían ganado uno a cero en un partido en el que Reyna había borrado a Maradona de la cancha con una marca personal  que hoy en día podría ser considerada acoso laboral, ya que lo acompañó hasta a tomar agua.

Los primeros quince minutos del partido no hicieron más que confirmar que sería un encuentro impactante. A los pocos segundos del pitazo inicial, el lateral derecho de nuestra selección, Julián Camino (Ayudante de campo de Sabella en el mundial 2014), amparándose en aquella antigua regla implícita que establecía que el árbitro dejaba pegar los primeros cinco minutos, apunta a la rodilla de Franco Navarro y le aplica un planchazo certero que lo eleva por el aire en una involuntaria mortal. Rotura de tibia y peroné para el visitante y una simple amarilla para el local. Todavía duraba la conmoción por la desagradable escena cuando a los doce minutos, el Diego se escapa por izquierda y asiste a Pedro Pasculli, que estampa el uno a cero. Parecía que Argentina encaminaba el partido.

Pero no, los peruanos fueron dejando atrás el duro comienzo, empezaron a soltarse y a agarrar la pelota. Arrinconaron a la selección Argentina y, en el minuto 23, consiguieron una falta en tres cuartos de cancha. Cueto tira un centro al segundo palo, Uribe le gana de arriba a Trocero y baja la pelota para el ingreso de Velásquez, que clava el empate.  El equipo visitante siguió asumiendo el protagonismo y dominando el juego hasta que, en el minuto 39, silenció por completo al Monumental. Cueto se limpio a dos argentinos ligeramente por delante del círculo central y puso un pase en profundidad al corazón del área, que recibió Barbadillo a la carrera esquivando a Fillol y definiendo arriba al primer palo. Con este resultado, Perú viajaba a México en nuestro lugar.

En el segundo tiempo Argentina fue con más ganas que fútbol, pero se le complicaba llegar con claridad. Parecía que Perú nos dejaba afuera de otro mundial, al igual que en el 69. La selección llenaba el área rival con jugadores para empatar como sea, cuando en el minuto 80 Burruchaga agarra la pelota tirado sobre la izquierda casi en la mitad de la cancha. Tira un pelotazo cruzado que cae dentro del área atrás del último jugador peruano, justo por donde entraba Daniel Pasarella, que baja la pelota de pecho acomodándosela para meter un derechazo cruzado que Acasuzo llega a tocar pero no a desviar completamente, pega en el palo y vuelve caminando recta sobre la línea de gol. Desesperados, corren a la pelota Pasculli, el defensor Chirinos y el tigre Gareca. Pasculli apoya su mano derecha sobre la espalda de Chirinos para evitar que despeje y el tigre entra por atrás para empujar la pelota contra la red. 2 a 2 y otra vez adentro del mundial. Gareca impide la hazaña peruana y hace posible la segunda estrella Argentina.

2009 – El hombre de los milagros.

Finalmente, tenemos un último encuentro límite que seguramente recordemos mejor, en el 2009 y con el argentino por excelencia sentado en banco.  Fiel reflejo de cómo llegábamos a esa última doble fecha de eliminatorias para clasificar a Sudáfrica 2010. Veníamos de perder tres a uno con Brasil en Rosario  y uno a cero con Paraguay en Asunción. Recordemos que habíamos cambiado de estadio para atemorizar con nuestro apoyo a los brasileros, cosa que no sucedió para nada. Vemos que no es la primera vez que la AFA busca soluciones mágicas.

En ese entonces estábamos quintos y en zona de repechaje, con 22 puntos.  Nuestros principales competidores eran Ecuador con uno más y Uruguay con uno menos, que jugaban entre ellos en Quito. Nosotros jugábamos con Perú en el Monumental.

Como siempre que se improvisa, surgieron mil sorpresas en este enfrentamiento. Argentina saltó al campo de juego con algunos jugadores que no suelen ser titulares, entre ellos, el flaco Schiavi y Pablito Aimar. En el primer tiempo jugamos un poco mejor que el rival, pero no pudimos hacerles un gol.

En el entretiempo el Diego decidió poner a Palermo por Enzo Pérez, un cambio para buscar el partido.  A los dos minutos de la segunda parte, Higuaín puso el primero. Argentina retrocedió y lo dejó crecer a Perú. A los 22, el técnico argentino saca al Pipa para poner a Demichelis, ya dejando que se venga el equipo contrario.

Y pasó lo que pasa cuando te metes atrás: al minuto 45 te hace un gol de cabeza  Rengifo, que había saltado del banco  y de quien nunca supimos ni sabremos nada más. Entonces, sólo Palermo podía salvarnos…Y así lo hizo, Al minuto 47, en medio de un diluvio, en offside y conectando un intento de tiro al arco del Pocho Insúa.

Zafamos. Llegamos mejor pisados a la última fecha, el Diego tiró una palomita bajo la lluvia y Toti Pasman se preparaba para cabecear una nueva declaración histórica del más grande, luego del partido con Uruguay: LTA.

2017 – “La historia se repite otra vez…”

Una vez más, la historia nos enfrenta a Perú. Ya cambiamos de presidente, de técnico, de cancha y estamos cambiando a los jugadores. ¿Podremos reponernos una vez más?… ¿O Será la reivindicación del tigre Gareca con el pueblo peruano? ¿Habrá un nuevo Reyna sobre Messi?  Si todo sale mal, ¿quién será el nuevo Pedernera…? ¿Quién saldrá a decir qué es su responsabilidad…?

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