El 28 de junio se celebra en todo el mundo el día del orgullo LGBTTTIQ+. Ese día, se conmemora un nuevo aniversario de las revueltas de Stonewall, cuando gays, lesbianas y travestis de Nueva York se revelaron contra los abusos policiales y empezaron a reclamar masivamente por sus derechos.
Por la centralidad que tiene Estados Unidos, este hecho alcanzó relevancia global y animó a gente de todo el mundo a manifestarse masivamente. Aunque es innegable la importancia que tuvo este hecho, en nuestro país también existieron un montón de personas que pusieron su propio cuerpo y expusieron su propia vida para que hoy todos tengamos más libertad.
El año pasado en Wacho homenajeamos a algunas de estas personas, este año decidimos hacer lo mismo. Esta vez elegimos a una actriz, un músico, un escritor, una madre y dos activistas que con sus trabajos y luchas enfrentaron prejuicios y expusieron la realidad de personas invisibilizadas y violentadas.
Gracias a todos ellos hoy en nuestro país hay más igualdad.
Diana Sacayán
Este perfil acaba de cobrar una especial importancia. El jueves en Argentina se sancionó la ley de cupo laboral travesti trans que lleva su nombre y el de Loahana Berkins. Sin dudas, su trabajo fue fundamental para que esta y tantas otras leyes se hayan proclamado en nuestro país.
Hija de una pareja índigena perteneciente al pueblo Calchaquí, Diana nació en 1975 en Tucumán y al poco tiempo se fue a vivir con su familia a La Matanza.
A los 17 años asumió su identidad travesti. Durante esa época sufrió varios arrestos policiales por violar los códigos de falta que en ese entonces criminalizaban la homosexualidad y el travestismo. En la prisión se acercó al Partido Comunista donde empezó a militar por causas colectivas.
Su lucha estuvo caracterizada por la búsqueda del acceso al trabajo, la salud y la vivienda digna para las personas trans.
Creó el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L.), una organización no gubernamental de lucha contra toda forma de discriminación.
En el año 2007 logró el primer hito en su historia, consiguió que se respetara el nombre de la identidad de género autopercibida en todos los hospitales y centros de salud de la provincia de Buenos Aires.
Tres años más tarde, presentó la primera propuesta de cupo travesti trans en el sector público de la provincia. Tuvo que esperar varios años para que la ley fuera aprobada y hoy, de manera honorífica, también lleva su nombre.
Junto a otras activistas creó “El Teje”, el primer periódico escrito por travestis en toda Latinoamérica, que recibió el apoyo de la Universidad de Buenos Aires.
También, formó parte del Frente Abolicionista Nacional (FAN) y participó en el Frente Nacional por La Ley de Identidad de Género, que tuvo un rol fundamental para la sanción de dicha ley.
En octubre del 2015, a sus 39 años fue brutalmente asesinada. La Justicia investigó el hecho y tres años más tarde condenó al acusado incluyendo por primera vez en la historia del país la figura penal de travesticidio.
El 27 de octubre de 2018 la legislatura de la provincia de Buenos Aires declaró a Diana Sacayán como personalidad destacada post mortem por su aporte a los derechos humanos y su lucha por la inclusión social del colectivo travesti en Argentina.
Cris Miró
Si pasaste tu infancia o adolescencia en los 90 en Argentina seguro sabés quién fue Cris Miró o al menos escuchaste su nombre.
Fue la primera mujer trans en ocupar el rol de vedette en Argentina y protagonizó varias de las obras de teatro más populares de esa época. Fue tan famosa que ganó el premio a la Vedette del año en 1995, algo insólito en un país en el que existían edictos policiales que que condenaban con arresto a las personas que visitiesen ropas contrarias a la de su sexo biológico.
Recibió ataques de todos lados. Para una parte de la sociedad conservadora era el sinónimo del pecado. Pero también, fue muy resistida por gran parte de la comunidad LGBT por su imagen tan identificada con la femme fatale.
“Cris Miró sufrió la peor de las enfermedades: la discriminación. Sin embargo tuvo la valentía de ser una persona que se enfrentó públicamente a la intolerancia, desde su trabajo y su arte” dijo la CHA tras su muerte.
Es verdad, Cris no fue una activista política, pero su exposición permitió que en el país se empezara a hablar sobre un colectivo que había sido eternamente invisbilizado y criminalizado.
Falleció a los 31 años, en el pico de su fama por causas que todavía no quedan claras.
Su impacto en la cultura argentina fue tan grande que una de sus fotos integra el museo de la Casa Rosada sobre los máximos íconos argentinos junto a Borges, Spinetta y María Elena Walsh, entre otros.
Gabriela Mansilla
Es la única de esta lista que no tiene una identidad LGBT, sin embargo gracias a su lucha hoy miles de chicos pueden vivir según su real identidad.
Ella es la mamá de Luana, la primera niña trans en tener un DNI sin proceso judicial en el mundo. A muy temprana edad, Gabriela se dio cuenta que su hijo Manuel no se sentía identificado con su sexo biológico y que sufría internamente por esto.
Ella no sabía sobre la existencia de las infancias trans, pero se animó a abrir su propia cabeza y a luchar contra todo prejuicio para que su hija pudiera ser libre y feliz. Empezó un camino muy arduo y de mucha soledad, hasta lograr que el Estado reconociera la verdadera identidad de su hija y le dieran un documento con el nombre que ella había elegido: Luana.
Toda su lucha está documentada en un conmovedor libro que, a modo de diario íntimo, muestra este largo proceso: Yo nena, yo princesa. Muestra los debates internos en su familia, la lucha para que aceptaran a su hija en el jardín, las miradas prejuiciosas en el barrio y su propia deconstrucción.
Al visibilizar su historia, Gabriela logró poner en agenda algo que aún hoy sigue siendo tabú: las infancias trans. Sin su lucha y la de Luana, hoy muchos chicos y chicas seguirían sin poder vivir su propia realidad.
Manuel Puig
Es uno de los escritores más importantes que dio Argentina. Muchas de sus obras son consideradas piezas fundamentales de la gran biblioteca latinoamericana. Sin embargo, cuando las publicó fue censurado, perseguido y prohibido.
En plena dictadura militar, cuando las personas gays eran perseguidas por el simple hecho de ser, Manuel Puig publicó El beso de la mujer araña, una novela que tiene como personaje principal a un hombre homosexual. Aunque fue prohibida en Argentina, se convirtió en un suceso mundial que hasta tuvo una adaptación al cine que llegó a ganar un Oscar.
Aunque militó en grupos que defendían los derechos LGBT, como el Frente de Liberación Homosexual, su novela recibió críticas de estos sectores por mostrar un protagonista afeminado.
“Hay una valorización de ciertos colectivos gay tal vez inconsciente de lo masculino. Para mí se trata de una equivocación, pues lo que se debe hacer es reivindicar el aspecto positivo de lo femenino” dijo en su momento ante estas críticas.
Puig consideraba que a través de la literatura no solo ayudaba a liberar a las personas gays sino también a cualquier forma de sexualidad reprimida, incluso la de los heterosexuales. Por eso, escribió muchos sobre el deseo femenino, también invisibilizado.
“Creo que no se debe perder de vista el fin último de la liberación, que es la sexualidad total. Está bien, vamos a defender una posición de minoría atacada, unirse para defenderse mejor. Pero no pensemos que este es el punto final. Porque así los heterosexuales también tendrían razón al defender sus posturas cerradas”, dijo en una entrevista.
Federico Moura
Aunque la música y el arte son espacios de liberación, el rock siempre fue un lugar donde predominaron los estereotipos machistas. Por eso, la figura de Federico Moura fue fundamental para mostrar que en la música popular también puede existir un líder talentoso, carismático y con otro tipo de masculinidad.
Como líder de Virus, fue pionero en introducir ritmos y estéticas que hasta ese momento eran impensados en América Latina. Además de componer para su banda, fue el productor del disco debut de Soda Stereo.
Siempre se asumió como gay, por eso cuando su discográfica le pidió que “oculte ese costado para las chicas”, Federico lo convirtió en una causa.
Desde la sutileza dejaba frases explícitas sobre su deseo y el de muchas personas LGBT que vivían entre los prejuicios de los 80s.
“A veces voy donde reina el mar, ese es mi lugar llego sin disfraz. Por un minuto abandono el frac y me descubro en lo espiritual para amar. Como si fuera mentiroso y nudista, en taxi voy hotel Savoy y bailamos”, canta, por ejemplo, en Sin Disfraz.
En una época en la que todavía se sentía la moral de las botas militares, sus letras siempre estuvieron plagadas de insinuaciones sexuales y sus presentaciones en vivo buscaban seducir al público sin discriminarlo por género.
Sus ojos delineados, su pelo batido, sus hombreras y sus modos delicados, eran objeto de burla para gran parte del mundo rockero. Cuenta la leyenda que en el Festival Bali de 1987 Luca Prodan presentó a Virus como “la banda de los putos”.
Federico murió a sus 37 años víctima del VIH sida. Consciente de su enfermedad grabó antes su último disco, Superficies de placer. Y fiel a su estilo dejó mensajes ocultos para sus seguidores: “De todo nos salvará este amor, hasta del mal que haya en el placer”.
María Rachid
Las lesbianas dentro del colectivo LGBTTTIQ+ son, en gran parte, invisibilizadas. Una persona que hizo y hace un gran trabajo para contrarrestar esto es María Rachid.
En 1996 fundó La Fulana, un espacio comunitario que fue fundamental para que mujeres lesbianas de todas las edades pudieran encontrarse.
En 2006 fue una de las fundadoras de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), la cual nuclea múltiples organizaciones de diversidad sexual que militan en favor del reconocimiento de iguales derechos para el colectivo LGBTTTIQ+ en Argentina.
En el 2007, junto a su pareja, presentó el primer amparo judicial para que se declarasen inconstitucionales dos artículos del código civil que impedían el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Desde el 2005, como Presidenta de la Federación Argentina LGBT, coordinó la campaña por el matrimonio igualitario en Argentina. Esto fue fundamental para que años más tarde se aprobara la ley de matrimonio igualitario, que también ayudó a redactar. También redactó algunos de los proyectos que presentó la misma organización junto a distintos diputados y senadores y que dieron lugar a otras leyes como la de Identidad de Género y Reproducción Humana Asistida, y otras aún pendientes como la Ley Integral Trans y la Nueva Ley Antidiscriminatoria Nacional.
A mediados de 2010 fundó la Mesa Nacional por la Igualdad y Contra la Discriminación, que reúne a referentes de distintos colectivos históricamente discriminados en Argentina, como son los afrodescendientes, las personas con discapacidad, la comunidad de migrantes, los pueblos indígenas, las personas viviendo con VIH y SIDA, entre otras.
En el 2015, como legisladora porteña, impulsó el proyecto de ley antidiscriminatoria para la Ciudad de Buenos Aires, que luego fue aprobado.
Fue declarada “Personalidad del Año” en el 2010 por la revista del diario El País, de España y “Personalidad Destacada en la Lucha por los Derechos Humanos” –por unanimidad– por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
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