Nuestra relación con las redes


“¿Cómo sabe que quiero una mesa?” pregunta mi vieja con voz de indignación. Lo que antes le parecía una genialidad ahora le da miedo. “Saben más de mí que yo”.

Sí vieja, Facebook (dueña de Instagram y Whatsapp) y Google (dueña de Android, YouTube, Gmail, Drive, etc) saben todo de nosotros. Sin darnos cuenta, fuimos metiendo a estas plataformas dentro de nuestras vidas hasta volverlas imprescindibles. Ellas nos regalaron infinitas herramientas para hacer nuestra vida más fácil. Nosotros, a cambio, les dimos toda nuestra información.

Saben con quién y de qué hablamos; lo que nos gusta y lo que nos genera tristeza; los videos que nos entretienen y los anuncios que miramos hasta el final; y, gracias a la geolocalización, pueden rastrear cada paso que damos.

Aunque asusta un poco, se hace muy difícil no usarlas. Prácticamente todo lo que hacemos pasa por ahí. Se puede elegir renunciar a una plataforma, pero es casi imposible dejar todas. 

Yo tengo amigos que no tienen Instagram y Facebook, pero tienen Whatsapp. Otros que no usan Gmail, pero su celular es Android. 

Aunque en el fondo sabemos que está mal, nos tuvimos que resignar a que estas empresas sepan cada cosa que hacemos o que queremos hacer. 

Imaginate para nosotros, que somos una revista digital y dependemos casi exclusivamente de ellas para difundir lo que hacemos. 

Por eso, como sabemos que es difícil no ser parte de este universo, creemos que lo mejor es hacer un uso responsable y consciente de estas herramientas. Pero para eso, es imprescindible conocer cómo funcionan. Aunque todavía hay mucho por aprender, quizás estos tres documentales te ayuden a entender este mundo orwelliano.

 

El dilema de las redes sociales

“Solo hay dos tipos de negocios que llaman a sus clientes usuarios: el narcotráfico y las redes sociales”. Con esta frase se resume un poco el espíritu de este documental.

Ex empleados de Facebook, Instagram, Google, Pinterest y otras de las redes sociales más populares explican desde adentro porque estas aplicaciones son tan adictivas y las consecuencias terribles que están teniendo en sus usuarios (depresión, ansiedad, falta de confianza, etc.).

Según ellos, el modelo de negocio de las plataforms exige que sus usuarios se vuelvan adictos y que pasen la mayor parte de su tiempo dentro de sus universos. Por eso, no es una falla o algo fácil de corregir lo que estas empresas generan. 

“50 diseñadores, todos hombres blancos de entre 20 y 35 años, toman decisiones que afectan a 2.000 millones de personas en todo el mundo”, dice en el documental Tristan Harris, ex empleado de Google para temas de ética.

Lo más piola del documental es que es bastante didáctico. A los testimonios de estas personas, les suman los de psicólogos y académicos que aportan estudios y datos concretos. Además, entrelaza escenas de ficción que terminan de ejemplificar cada una de las cosas sobre las que se está advirtiendo.

Casualidad o no, el documental se estrenó al mismo tiempo en que en Estados Unidos y el mundo se debate sobre cómo regular a estas empresas. 

Paradojas de estos tiempos, se puede ver en Netflix.

 

Posverdad: desinformación y el costo de las fake news

Este documental hace foco sobre los usos políticos que se le están dando a las redes sociales. Explica cómo los partidos de todo el mundo aprovechan la falta de regulación y el anonimato que existe en el universo digital para influir en las elecciones.

La película arranca con el Pizza Gate. Los meses antes de las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, en Internet se difundieron cientos de teorías conspirativas que buscaban ensuciar a los candidatos. Una de ellas sostenía que en una pizzería de Washington, donde se juntaban a almorzar algunos políticos demócratas, funcionaba una red de trata de menores. La teoría se volvió tan popular entre algunos votantes republicanos que uno de ellos fue armado hasta los dientes al restaurant para liberar a los chicos. Cuando llegó ahí, obviamente no encontró nada.

Este tipo de acusaciones sin sentido y sin ningún tipo de pruebas invaden las redes sociales donde es casi imposible detectar la fuente de la información y donde las personas solo quieren escuchar mierda sobre los políticos que detestan.

Aunque te pueda parecer una exageración lo que pasa en un país como EE.UU., en estos lados del mundo también pasan. Por eso, está bueno entenderlo.

Lo podés ver en HBO o Flow.

 

Citizenfour

Esta es la historia de Edward Snowden, uno de esos héroes contemporáneos que los libros de historia escritos por los poderosos se van a encargar de borrar. 

Él era un técnico informático de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que puso al descubierto cómo el Gobierno de los Estados Unidos espía(ba) todas las interacciones que los usuarios hacían a través de las redes sociales.

A través del programa secreto PRISM, la CIA recolectaba en forma masiva los datos de cualquier persona que usara aplicaciones de Facebook, Microsoft, Google, Twitter, Apple y varias más. Por supuesto que sin el consentimiento de los usuarios. Esto incluyó a políticos de otros países, empresarios, activistas y gente común como vos y yo.

Snowden incautó documentos que podían probar esto y se escapó a Hong Kong donde quedó en encontrarse con la directora del documental y dos periodistas a los que les dio todas las pruebas para que el mundo se enterara de esto.  

Desde entonces, tiene pedido de captura del gobierno de Estados Unidos y vive refugiado en Rusia.

La podés ver en HBO, FLow y YouTube.

 

 

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