Por Rocío Bello Trani
Cuando abro el placard
que supo darme cobijo al descubrirme anomalía
finjo creer la ficción de vestirme para mí
como si las heridas que lleva mi cuerpo no hubiesen sido evitables
como si la trampera de la heterosexualidad no nos hubiese borrado de los campos discursivos
como si el frío de la norma no nos hubiese acunado de noche.
Entre el tintineo de las perchas de madera
que compré hace unos años cuando arribé a mi autonomía
termino por elegir la camisa más torta del montón
la que haga dudar a las abuelas y murmurar a las tías
elijo aquella que muestre todo lo que mi cuerpo adiestrado en la feminidad no sabe expresar
la elijo para narrarme desde mi otredad y sentirme desentonar en el mundillo sanguíneo.
Elijo la camisa más torta del montón
como prófuga de clase, como desertora del pacto heterosexual.
Si me creían hija pródiga, yo me nombro fugitiva.
Y así manchar los manteles de la tía con mi lesbianismo acérrimo
sorprender con mi lenguaje exquisito pero salvaje.
Y ya no ser oveja negra, sino loba de colores.
El texto surgió del taller La identidad de género en la literatura que Nicolás Colfer dictó en Wacho.
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