No me simpatiza el VAR. Me cuesta mucho imaginármelo funcionando bien y menos en Argentina. Sin embargo, lo van a usar en el Mundial y me parece, wachos y wachas, que esta es la nuestra.
Rapidito y resumido les cuento que el VAR está formado por cuatro tipos que miran el partido por televisión y están comunicados con el árbitro, que a su vez está conectado con los jueces de línea. Es decir, que la decisión se toma entre siete. Y si es difícil organizarse entre dos o tres…
Más allá de que la ayuda de televisores pueda servir, hasta las imágenes engañan y ni hablar sin son en cámara lenta. Así que, para mí, solo tendría que utilizarse para ver si la pelota entró o no, pero como les dije antes, si se usa en el Mundial, esta podría ser una buena oportunidad para nosotros.
Los sudamericanos, por paliza, somos más pillos para ventajear a los rivales. Si bien es cierto que perdemos un poco la picardía nata que tenemos, también es verdad que para quejarse no hay nadie mejor que nosotros. No creo que once daneses vayan a discutirle de la misma forma a un árbitro para que use el VAR como lo harían los titulares, suplentes y masajistas de Perú ¿Quién pensás que mete más presión, Paolo Guerrero y la Foquita Farfán descontrolados o Eriksen y Christensen que de vikingos no tienen un pelo?
Pensando en esto me acordé del penal de Neuer a Higuaín. Algunos dicen que no fue, para mí fue un penalazo, y en una repetición con cámara lenta, ni hablar. Entonces, si hubiese existido el VAR Messi hubiese tenido su penal en la final de un Mundial. Si lo metía y éramos campeones en Brasil, hoy algunos lo pondrían por encima de Maradona y los brasileños se tendrían que haber morfado toda la vida la cargada de que salimos campeones en el Maracaná. Serían los únicos boludos que no dieron la vuelta en esa cancha, ¡Qué lindo!
Pero al rato se me vino otra más a la cabeza. No recuerdo la imagen porque tenía dos años, pero recuerdo a mi viejo contándolo mil veces ¿Qué hubiera pasado en Italia con el penal de Sensini faltando tres minutos para que terminen los 90? Codesal, mínimo pedía el VAR y los cuatro árbitros que miraban las pantallas le hubiesen dicho: “Mirá, papito, me parece que es polémico lo que estás cobrando cuando está por terminar el partido, mejor hacé un pique y lavate las manos”.
El equipo de Bilardo probablemente se hubiera metido atrás, aguantaba hasta el final del tiempo extra y ganábamos con el Goyco atajando penales y el Diego definiendo suavemente el penal al palo derecho del arquero. Si estas hipótesis se hubieran concretado ahora podríamos tener cuatro mundiales, estaríamos a uno de Brasil y le hubiésemos ganado las tres finales a Alemania.
Aunque, nadie sabe, quizás Messi erraba el penal, o en el 90 Alemania nos clavaba un par de pepas, ya que estábamos regalados con uno menos y todavía faltaba media hora del tiempo extra. O peor aun. Vayamos a 1986. Cuartos de final contra Inglaterra. Si la tecnología en el fútbol hubiese estado presente habría una cosa de la que podríamos estar seguros que nunca hubiese pasado: la Mano de Dios.
Tatuajes por doquier; remeras de todos los colores; estampitas; ingleses llorando por la “injusticia”; el título de la canción de Rodrigo o la estatua en el museo del Estadio Azteca. Probablemente nada de esto sería real.
Pero después de imaginarme todo lo que no hubiera pasado si anulaban la Mano de Dios, el negativismo y la espantosa realidad me empezó a comer las entrañas. Si el manotazo era visto por el VAR, casi seguro que lo que ocurrió 4 minutos después no existiría.
El mejor gol, no de los Mundiales, ni tampoco del siglo, el mejor gol de la historia del fútbol nunca hubiese sido lo que fue. ¿Pudo haber hecho uno similar? Puede ser, era el mejor del mundo. Contra Bélgica en la semifinal hizo otro descomunal, pero no hubiera sido el mismo.
Aquella corrida inolvidable. Estoy seguro de que nunca se vio llevar la pelota a un jugador como a él en ese momento. Volaba pero despacio, sus amagues en cámara lenta demostraban su inmensidad y ponía de pie a millones de argentinos cuando todavía faltaban muchos metros para el arco, porque la tenía él y venía volando despacio.
¿Qué haría yo sin el mejor relato de todos los tiempos? Lo único que me hizo llorar 200 veces de emoción. Mi empujón anímico, mi “canción” motivacional, la del barrilete cósmico que no se sabía de qué planeta había venido. Si el gol con la mano hubiese sido anulado, no tendría mi canción favorita.
No te voy a decir que un gol de Enrique con la rodilla y ganarle 1-0 a los ingleses no hubiese sido lindo igual. Pero entre lindo y épico hay un abismo, así que pensándolo bien, no jodan con la tecnología y dejen al fútbol como siempre fue. El mundo se babea al ver esa obra maestra, algún que otro inglés también, y si cobraban mano la humanidad se hubiese perdido el mejor gol de la historia y la mejor jugada del barrilete cósmico, que todavía no sabemos de qué planeta vino.
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