En Wacho creemos que es importante hablar de los temas que la sociedad considera tabú. Por eso, hoy queremos hablar de una enfermedad que afecta silenciosamente a millones de personas y de la que sabemos muy poco: la depresión.
Sí, es una enfermedad. Es algo que no se elige y quienes la tienen no son responsables por eso.
Nuestra sociedad apenas habla del tema. La mayoría de las veces lo hace de forma errónea confundiendo palabras, síntomas y hasta tratamientos.
Muchas veces se dice estoy deprimido como sinónimo de triste cuando no lo es. La tristeza es un estado de ánimo y es muy fácil identificar el origen (te fue mal en un examen, te echaron del laburo, falleció un familiar, etc.) mientras que la depresión es un trastorno del estado del ánimo y no siempre tiene un origen claro.
La tristeza es un estado pasajero que todos lo experimentamos mientras que la depresión no.
Es importante hacer esta diferencia para entender y ayudar a quienes sufren por esto.
Muchas veces se le exige a las personas depresivas que transformen su estado como si fuera una decisión voluntaria.
No hay que hacer eso. Las personas que pasan por esto no tienen un control remoto para subir o bajar su ánimo. Así como a una persona con una pierna quebrada nadie le exigiría que juegue al fútbol, a una persona con depresión no hay que exigirle que mágicamente cambie.
Tampoco está bueno usar la palabra depresivo como insulto. Primero porque no lo es y segundo porque refuerza el estigma.
Como pasa con otras enfermedades, a la depresión se la puede tratar y quienes la tienen pueden vivir una vida plena.
Por eso, lo más importante que podemos hacer quienes no la padecemos es no estigmatizar. Es importantísimo que generemos espacios para hablar de esta y de otras enfermedades mentales.
El 2020 nos demostró que si queremos hablar de salud podemos hacerlo. Hagámoslo, es importante que quienes pasan por esto no se sientan solos y que sepan que es posible tratar su enfermedad.
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