Hace 365 días nació Wacho. A diferencia de muchos bebés, este fue buscado.
Lo gestamos como una necesidad. Buscábamos un espacio dónde poder publicar historias que tuvieran a la gente que nos cruzamos todos los días como sus protagonistas. Historias sencillas y a veces no tanto.
Ese que teniendo menos de treinta decidió casarse o el que viviendo en la calle se animó a ser padre.
El día que mi hermanita me contó que Papá Noel son mis viejos o ese partido de Play que perdí a los 15 y del que todavía no me repongo.
La chica que dejó la casa de mamá y se instaló en el medio de África o el que dejó la casa de papá para ir a cosechar marihuana a California.
Pero además, quisimos que Wacho sirviera como un espacio en el cuál expresar nuestra opinión sobre los temas que nos preocupan y ocupan.
No siempre es fácil, porque como en todo grupo no todos pensamos lo mismo. Pero hay algo en lo que siempre coincidimos y podríamos decir que es un poco la ideología nuestra:
Entender que todos tenemos una historia que merece ser contada. Que atrás de cada cara hay alguien al que le está pasando algo y ese alguien tiene que tener un espacio.
A ese espacio le pusimos Wacho, y lo bautizamos así porque creemos que es el nombre que más lo representa.
Nuestra primera publicación buscaba de alguna forma describir a ese ser que es Wacho y lo hacía así:
“Wacho aprendió a hablar en los 90, entró a la secundaria en el 01 y supo lo finito de la vida con Cromañón. Tiene a sus padres divorciados. Se crió escuchando bandas que ya estaban disueltas.
Wacho son 10 horas del fin de semana con Los Simpsons. Es Damas Gratis en el boliche cheto. Es no haber visto jugar al Diego pero si verlo derrapar.
No ve su imagen en la tele y no lee sus palabras en los diarios. Por eso, se arma su propio espacio.”
De este texto ya pasaron 365 días, entonces decimos que hoy cumplimos un año.
Lo festejamos muy contentos. Creemos que Wacho logró transformarse en ese espacio que imaginamos y en gran parte fue, porque vos lo tomaste como propio.
Por eso, hoy más que nunca te decimos: ¡GRACIAS WACHO!
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