Por Bernardo Rovaletti
Belgrado, 18 de marzo del 20XX
Fran:
¡Sí! Justo a vos te vengo a mandar una carta; con lo que te encanta leer. Pero dale, no seas pajero, hace un esfuerzo y seguí.
Estaba con ganas de romper las bolas; así que por eso te escribí. Me da un no sé qué esa incertidumbre de que pueda llegar primero yo, a la Argentina, antes que esta carta.
¡Cómo se los extraña! A todos. Acá son medio aburridos. Típico cliché de europeo pelotudo: mirame y no me toques. Ni con los que me recibieron en su casa siento que me les puedo acercar. ¿Un abrazo o un beso? Te miran como si fueras un loco y murmuran algo como si me estuvieran mandando a cagar.
Me acuerdo que el primer día que llegué, los quise saludar en inglés y el tipo se mandó un “¡Verghertuscherdustenbaj!” y yo le dije que, “a tu vieja”, por las dudas.
¡Pero no! La ciudad es una locura, a vos te encantaría estar. Me hace acordar mucho a King’sLanding, todo un ambiente clásico con los adoquines, los jardines y esos castillos por las afueras; que te hacen sentirte como en un ambiente medieval. Y a la noche, un juego de luces impresionante que, con la sustancia adecuada, la podés pasar de una forma…
La otra vez me acordaba de vos. Estábamos en un bar, y justo salió una patota de por ahí y se empezaron a dar con la cana. Te digo, posta, que yo no sabía si correr, para no cobrar algún palo, o terminarme la birra viendo el espectáculo. Y ahí te juro que te vi tirando una voladora de atrás; con lo que te encanta el bardo y que pegas y después preguntas.
Y bueno, que querés que te diga. Si leíste hasta acá, es que estabas aburrido o es que me querés mucho. Cuando se pueda, voy a volver con vos; y vamos a ser dos boludos alegres en el culo del mundo. Pero te digo, que nunca pensé que me podría llegar a gustar un lugar sin mar. La Bolivia del primer mundo le dirías vos.
Con lo dañino que sos. Recórdame de vuelta, ¿por qué somos amigos?
Abrazo grande… ¡Gil!
👏👏👏👏. Me gusta la frescura y la espontaneidad de la redacción! Te dan ganas de conocer el lugar